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EDAD CONTEMPORÁNEA

Descubre toda la información que disponemos desde el final de la Guerra de la Independencia Española con los primeros indicios de la democracia moderna en el 1814 e.c. hasta nuestros días.

En 1833 Armallones y otros 25 pueblos de Cuenca son segregados e incluidos en la provincia de Guadalajara

La división territorial de España en 1833 fue la organización territorial de España en provincias, que es la que sin apenas cambios —con la única excepción de Canarias, que originalmente constituía una sola provincia— sigue existiendo en la actualidad. Fue obra del absolutista «reformista» Javier de Burgos nombrado el 21 de octubre de 1833, solo tres semanas después de la muerte del rey Fernando VII y bajo la regencia de María Cristina de Borbón, secretario del Despacho al frente del recién creado Ministerio de Fomento General del Reino, y que formaba parte del Gobierno encabezado por el también absolutista «reformista» Francisco Cea Bermúdez. La división provincial fue aprobada mediante un decreto de 30 de noviembre de 1833 y supuso una «racionalización que facilitaría posteriores medidas administrativas, posibilitaría la formación de los censos de población y los de riqueza territorial, y la configuración del mercado nacional».

Municipios que pasan de la Tierra de Cuenca a la Provincia de Guadalajara: Arbeteta, Armallones, Cerceda, El Recuento, Huertapelayo, Mantiel, Morillejo, La Puerta, Peñalen, Peralbeche, Poveda, Valtablao del Rio, Villanueva de Alcorón y Zaorejas (en la actualidad La Puerta es una pedanía de Trillo y no está incluida. Cerceda y Huertapelayo son pedanías de pueblos miembros).

Exportaciones y Exposiciones de Viena y Filadelfia

Armallones, junto con otros municipios de la provincia de Guadalajara, tuvo presencia en las Exposiciones Universales de Viena (1873) y Filadelfia (1876), donde se promocionaron productos característicos del lugar, como fueron la resina (pez blanca y negra), el aguarrás, el incienso y la miel virgen. La fábrica de resina trabajaba por fuego directo y pertenecía a Celedonio Herraiz, con una capacidad de producción de 168.000 kilogramos, pero según se recoge en el año 1950, sólo producía 89.757 kilogramos de miera destilada.

 

La fábrica de aguardiente era propiedad de Elisardo Ibáñez y Pedro Ibáñez; los herreros eran Pedro Velasco y Francisco Herranz; un estanco a nombre de Evaristo Navarro; los vinos y licores eran comercializados de mano de Gerónimo de la Llana, Estanislao Molina y Julián Vergara; mientras que el molino estaba explotado por Juan M. Morales.​

Los arrieros eran los encargados de comerciar los bienes producidos en Armallones. Se conoce de cuatro de ellos que partían con aceite, trementina, y pez griega a la ciudad de Bilbao, y regresaban con pescado.

Exposición de Filadelfia 1876.png

LA MANCOMUNIDAD DE PASTOS DE LA SIERRA DE CUENCA

Conquistada la ciudad de Cuenca del poder de los sarracenos por el rey D. Alfonso VIII, en el año 1177, este monarca, en agradecimiento a los auxilios que para la conquista le prestaron dicha ciudad y los pueblos, villas, aldeas y lugares de su tierra y suelo, les donó la célebre Sierra de Cuenca, zona que comprende, según datos oficiales, sesenta leguas cuadradas de terreno en la que había ochenta y ocho mil hectáreas pobladas con treinta millones de pinos y buenos pastos, con la finalidad de poder aprovecharse de los pastos para el ganado y sacar leña.

 

Este privilegio fue confirmado por los sucesores de aquel Rey, D. Fernando III, el Santo; D. Alfonso X, el Sabio; D. Juan I, D. Enrique III, D. Felipe II, D. Felipe III y D. Felipe IV. Cuenca y pueblos agraciados con esta donación vinieron disfrutando pacíficamente de sus beneficios hasta 1739 que Felipe V, pasa la Sierra a la Corona. La ciudad de Cuenca defendió sus derechos con fehacientes documentos de propiedad y posesión de la Sierra, aportando los fueros y privilegios concedidos por el Conquistador.

Por diversos avatares transcurrió el uso de la Sierra por los pueblos agraciados dado que la ciudad de Cuenca quiso hacer suyo en exclusiva, en detrimento del resto de entidades, aunque ante la evidencia y tras sentencia judicial, Cuenca se vio obligada a compartir la Sierra de Cuenca con los pueblos citados.

El 25-9-1895 se constituyó la Junta administrativa de la Mancomunidad de Pastos de la Sierra de Cuenca, asistiendo al acto cien representantes de los pueblos y de la ciudad. Hubo un parón de cuatro años en la dinámica de la mancomunidad hasta que en las reuniones celebradas en Torralba los días uno y quince de marzo de 1900 se reinició la actividad que aún pervive languideciendo, por los motivos del descenso de la actividad ganadera y forestal.

LOS MAQUIS EN EL HUNDIDO DE ARMALLONES

Tras la Guerra Civil el cañón del Alto Tajo fue un refugio para los maquis, un grupo guerrillero antifranquista. Una joven de dieciocho años de Pelayo, llamada María de la Paz Martínez Herraiz, iba caminando por las cercanías del cementerio y vio en el suelo una cruz de metal tumbada, no se sabe si de alguien de dentro o del soldado que había sido enterrado fuera de éste, por lo que ella, suponiendo que sería la primera opción, la cogió y la lanzó a las inmediaciones del cementerio. A los pocos días, ella se encontraba regresando al pueblo desde las Povedillas (a dos horas andando del núcleo urbano) y vio que un ser de aspecto extraño salía de una cueva, a lo que ella pensó que era un espectro que salía en su busca. Llegó corriendo al pueblo desbocada, pero entre el susto y la carrera falleció y fue enterrada donde había caído la cruz que días antes había devuelto ella. Posteriormente se descubrió que podría haber sido un maqui de aspecto desaliñado que se escondía en el Hundido de Armallones. Éste fue arrestado y tanto Pelayo como Armallones decidieron prender fuego al Hundido para hacer salir a todos los maquis que allí se encontraban escondidos para que dejasen de dar problemas a la gente de estas tierras.

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Grafiti en un muro de Sallent de Llobregat, rememorando a los maquis españoles.
(Fotografía de Yeza en Wikipedia.org)

La Virgen de Fátima en Armallones

Según se recoge en el diario Nueva Alcarria, el 13 de marzo de 1960 llegó a las nueve de la mañana a Armallones la Virgen de Fátima.

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La Virgen de Fátima en Armallones
(Fotografía del diario Nueva Alcarria)

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